Con base en la lectura del autor Sánchez Puente titulada "Didáctica de la problematización en el campo científico de la educación", se elaboró un diagrama de flujo con los puntos nodales de la metodología que él propone:
Fuente: Elaboración propia
Posteriormente se elaboró un problema prototípico, a partir del análisis de la propia práctica docente, redactando con 200 palabras la situación problemática sin establecer relaciones de causa-efecto:
En
nuestro país, actualmente predomina la formación profesional de las distintas Licenciaturas
e Ingenierías dentro de las aulas de instituciones educativas, sin embargo, el
proceso de la globalización en la que se encuentra inmerso, así como el número
creciente de la matrícula estudiantil y la demanda del mercado laboral, han
influido para que las mismas instituciones u otras implementen sus programas
educativos con la modalidad en línea y a distancia para que haya mayor
accesibilidad a la educación formal universitaria, lo cual implica un gran reto
para los docentes en relación a su práctica, sobre todo evaluativa cuando el
modelo educativo tiene el enfoque de competencias porque implica valorar no
sólo el conocimiento, sino habilidades, actitudes y que aprenda a aprender para
seguir con la educación continua a lo largo de su vida que le permita
insertarse y superarse profesionalmente en el ámbito laboral. Por lo tanto es
de gran interés particular explorar lo siguiente:
¿cuáles
son las mejores estrategias para evaluar competencias del estudiante de nivel
profesional en entornos virtuales, que les permita autorregular su aprendizaje?
En un tercer momento, se redactó con 400 palabras la misma situación problemática pero ahora estableciendo relaciones de causa-efecto:
El
modelo educativo por competencias, en un sistema abierto y a distancia a nivel
universitario implica cambios sustanciales en la metodología de la práctica
docente, porque los procesos de enseñanza y aprendizaje se han transformado
mediante las orientaciones de diferentes teorías y enfoques de enseñanza,
destacando la teoría conductista, cognitivista y con mayor énfasis en nuestros
tiempos, el constructivismo, donde resalta el aprendizaje autónomo y
autorregulado. Respecto al aprendizaje autónomo, de acuerdo con el autor
Manrique (2004), “la esencia de la autonomía es que las personas lleguen a ser
capaces de tomar sus propias decisiones, considerando la mejor acción a seguir que
concierna a todos”, agregando que se efectúa por medio de la interacción,
intercambio y contraste de puntos de vista. En tanto que el aprendizaje
autorregulado, según Vásquez (2006) es “un proceso de aprendizaje en que el propio sujeto
establece sus metas, regula y controla los pasos que conducen a esas metas”. Al
analizar estas dos definiciones, es muy evidente la vinculación con la
metacognición, lo cual genera que el estudiante sea responsable de su proceso
de aprendizaje. Por lo tanto, esto genera la necesidad de que el docente
planifique cambios radicales en su práctica evaluativa, implementando
estrategias que promuevan formativamente el desarrollo de competencias y a la
vez generen que el aprendizaje sea autorregulado por el estudiante, para que haya
coherencia entre el modelo educativo con enfoque de competencias y la práctica
docente, referente a la evaluación de los aprendizajes y por supuesto, se
refleje positivamente en el desempeño del alumno. Al evaluar el aprendizaje en
este paradigma, el facilitador se enfrenta a grandes retos porque involucra
valorar los cuatro saberes propuestos inicialmente por la UNESCO, pero que
actualmente son siete, de acuerdo a la aportación de Edgar Morín (1999), sobre
todo cuando el proceso educativo se lleva a cabo en la modalidad abierta y a
distancia porque es necesario replantear para qué evaluar, qué evaluar, cómo,
cuando, con qué hacerlo y cómo comunicar los resultados. Por motivos de interés
profesional, sólo me enfocaré a investigar el cómo y con qué hacer la
evaluación de competencias de los estudiantes en el contexto educativo con
modalidad abierta y a distancia, palabras más, palabras menos, articuladas en
la siguiente pregunta detonadora:
¿cuáles
son las mejores estrategias para evaluar competencias del estudiante de nivel
profesional en entornos virtuales, que les permita autorregular su aprendizaje?
Para continuar con la actividad, se elaboró un mapa topográfico del problema en donde se estableció la prioridad entre los problemas, se determinó centralmente el problema, ubicando el núcleo del mismo, indicando las posibles soluciones:
Fuente: Elaboración propia.
Finalmente, se describió el problema con 400 palabras:
En nuestro país,
actualmente predomina la formación profesional dentro de las aulas de
instituciones educativas, sin embargo, el proceso de la globalización en la que
se encuentra inmerso, así como el número creciente de la matrícula estudiantil
y la demanda del mercado laboral, han influido para que las mismas instituciones
u otras implementen programas educativos con la modalidad abierta y a distancia
para que haya mayor accesibilidad a la educación formal universitaria, lo cual
implica un gran reto para los docentes en relación a su práctica, sobre todo
evaluativa, porque los procesos de enseñanza y aprendizaje se han transformado
mediante las orientaciones de diferentes teorías y enfoques de enseñanza,
destacando la teoría conductista, cognitivista y con mayor énfasis en nuestros
tiempos, el constructivismo, donde resalta el aprendizaje autónomo y
autorregulado. Aunado a ello, el modelo educativo con enfoque de competencias
implica que el alumno desarrolle sus propias competencias no solamente a nivel
cognitivo, sino actitudinal y procedimental que le permitan resolver
asertivamente problemas del ámbito laboral, pero también personal, que a su vez
le permita aprender a aprender para seguir con la educación continua a lo largo
de su vida que le permita capacitarse profesionalmente y por ende, superarse
personalmente.
Por lo tanto, esto genera la necesidad de que el docente
planifique cambios radicales en su práctica evaluativa, implementando
estrategias que promuevan formativamente el desarrollo de competencias y a la
vez generen que el aprendizaje sea autorregulado por el estudiante, en búsqueda
de la coherencia entre el modelo educativo con enfoque de competencias y la
práctica docente, referente a la evaluación de los aprendizajes y por supuesto,
se refleje en el desempeño del alumno. Al evaluar el aprendizaje en este
paradigma, el facilitador se enfrenta a grandes retos porque involucra valorar
los cuatro saberes propuestos inicialmente por la UNESCO, pero que actualmente
son siete, de acuerdo a la aportación de Edgar Morín (1999), por lo que es
necesario replantear para qué evaluar, qué evaluar, cómo, cuando, con qué
hacerlo y cómo comunicar los resultados. Por motivos de interés profesional,
sólo me enfocaré a investigar el cómo y con qué hacer la evaluación de
competencias de los estudiantes en la modalidad abierta y a distancia; palabras
articuladas en la siguiente pregunta de investigación detonadora:
¿cuáles son las
mejores estrategias para evaluar competencias del estudiante de nivel
profesional en entornos virtuales, que les permita autorregular su aprendizaje?


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